El recién nacido aprende en
el transcurso de su desarrollo motor no solamente a girarse boca abajo, dar vueltas,
arrastrarse, sentarse, estar de pie o caminar, si no también aprende a aprender
(aprender a aprender).
A estas edades los adultos
no deben intervenir apenas. Si esto sucede, el niño será al final dependiente totalmente
del adulto ya que estamos anticipado lo que sería su desarrollo. Tenemos que
facilitar que lo haga solo, que sea el niño el que decida cómo hacerlo y cuándo
hacerlo. Nosotros como adultos
facilitaremos materiales, acondicionaremos el espacio…
El niño mientras está despierto
necesita libertad de movimiento y
actividades. Cuando hablamos de libertad de movimientos nos referimos a que el
niño debe poder moverse de forma libre, evitando aquellos objetos o acciones que
lo limiten tales como: las hamacas, cojines, evitar que suba escaleras
gateando, que se ponga de pie, etc.
Un niño es capaz de sentarse
solo si que se le haya puesto nunca en esa posición; es capaz de ponerse de pie
solo si que nuca se le haya puesto de pie; es capaz de caminar solo sin que
nunca se le haya enseñando.
Los
momentos de libertad de movimiento pueden compaginarse con los momentos
de proximidad, contacto, apego a través de portabebés (mochilas, fulares,
bandoleras…) ergonómicos, donde se les permite ver el mundo de otra
perspectiva. El niño en muchos momentos necesita
cariño, así que puedes ponerlo en una mochila portabebés.
El bebé, de 3 a 4 meses,
mientras está acostado boca arriba pasa mucho tiempo descubriendo sus manos,
sus pies, pequeños movimientos, etc. Un bebé colocado boca arriba dispone libremente de toda su energía. Su
cuerpo está relajado, la columna vertebral bien derecha y su cabeza puede girar
sin esfuerzo de derecha a izquierda.
Cuando los adultos no
incitan a hacer cosas a los bebés, éstos se ven impulsados por una fuerza
interior, un deseo de experimentación de su cuerpo y de los objetos que le
rodean. Se observa su progresión permanente y el pasaje por una sucesión de
etapas comunes a todos.
Las investigaciones de la Doctora Pikler en el Instituto Lòczy de Budapest llaman la
atención por el gran respeto que demuestran en las posibilidades de todas las criaturas.
Dicha pediatra demuestra en
su obra, apoyada en las observaciones directas y longitudinales de casi 2.000
niños y niñas, que el desarrollo motor se produce de modo espontáneo, mediante su actividad
autónoma, en función de la maduración
orgánica y nerviosa, si cuenta con un entorno
adecuado y seguro.
Cada niño tiene su propio
ritmo, las etapas se van sucediendo con un orden, pero cada uno a su propio
ritmo.
El ritmo de la adquisición
de forma natural es el mismo que de los niños “estimulados por los adultos”,
aunque puede variar la calidad
(seguridad, armonía y riqueza al realizarlas).
-
¿Cuál es el desarrollo del movimiento del niño?
A veces puede surgir un
cierto grado de prisa, responsabilidad por lo que está ocurriendo o no. En
ocasiones, ¿se está acelerando el proceso? Creemos que debemos enseñarles
simplemente porque es lo que casi siempre hemos visto en esta sociedad, pero podemos influir negativamente
en su desarrollo:
-
Acrecentamos su dependencia hacia nosotros.
- Disminuyendo la confianza en sí mismos.
-
Creándoles necesidades, insatisfacciones
e incluso, displacer.
- Bloqueando y limitando sus capacidades.
- Privándoles del placer de ir descubriendo
la vida por sí mismos.
¿Qué
aporta la libertad de movimiento?
- La
armonía de los gestos: gestos
tranquilos, seguros, precisos…
- Un
esquema corporal muy preciso (no se
golpean, esquivan, noción de espacio más exacta…)
- El
niño mide sus posibilidades (rara
vez se coloca en una posición peligrosa que no domina, procedentes…)
- Escasas vivencias de fracaso a nivel
motor (su objetivo es explorar y a medida que exploran mejoran
sus posibilidades de desarrollo).
- La capacidad de estar solo (acompañado
pero sin dependencia).
Es en el primer año del bebé
cuando mayor es este desarrollo. Es en este momento de la vida donde más
cambios suceden y cuando más rápidamente ocurren en nuestro cuerpo a nivel de movimiento.
Supone
estar a su lado, acompañando, creyendo y confiando en sus iniciativas y
valorando más lo que sabe hacer que lo que pensamos que no sabe hacer solo.
Reglas
de oro:
- No colocar al bebé en una posición que él no domina (no colocamos
mil cojines alrededor cuando no sabe estar sentado, no le pongamos de pie
cuando no saben ponerse de pie solos…)
- Evitar todo aquello que pueda trabar su límite de movimiento
(sillitas, hamacas, tacatá, asientos en la bañera). Usar ropa cómoda, dejarlo
descalzo…
- Ayudarlo muy poco en los intentos (autorizar las iniciativas
“peligrosas”, el respeto por el ritmo del bebé en sus descubrimientos, la
aceptación de la autonomía del bebé, etc.)
- No enseñarle casi nada a la manera de adiestramiento antes de que tenga
2 o 3 años (el aprendizaje espontáneo, una mirada estimulante – no
intervenir, pero estar presente -)
- No sugerir objetos poco realistas.
Para que se de una libertad
de movimiento segura es necesario un
entorno seguro. Las superficies en las que el niño esté colocado deben ser superficies lisas. Puede ser el mismo suelo de la casa (de parquet, baldosa…). Podemos
cubrir el trozo en el que el niño
está tumbado con una mantita, una esterilla, suelo de caucho... Es
recomendable evitar suelos de cemento o
de piedra pues son más duros y dolorosos.
Los agarraderos de pared o muebles estables pueden ayudar al niño a
ponerse de pie sin necesidad de ayuda del adulto. En uno de los apartados de
este blog podemos ver materiales y mobiliario seguro para el niño.. Si estos tienen aristas peligrosas pueden
colocarse protectores, así como en
las puertas donde el niño pueda apoyarse.
Fuente de información: Magisterio de Educación Infantil - La Educación Física en Educación Infantil.
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